49 - Equidad

La mirada de Ken Wilber sobre la guerra cultural y la nueva izquierda

Este verano se ha publicado el último libro del filósofo Ken Wilber, Finding Radical Wholeness, que incluye algunas distinciones más que necesarias tanto para conocer el tiempo actual como para interpretar correctamente la Teoría Integral, de la que es el padre. En concreto, explica cómo un mismo hecho o fenómeno es contemplado de manera diferente desde cada uno de los distintos niveles de crecimiento. Cómo es un asunto relevante le dedicaré una NL completa a esta explicación.

En esta, me centraré en la interpretación que nos regala, desde su atalaya intelectual, de la actual guerra cultural y, cómo salir de ella, a partir de la propia Teoría Integral.

¿Qué es la equidad para ti?

Esta pregunta es la clave, según Ken Wilber, porque en la actualidad tenemos una doble interpretación del concepto de igualdad. El paradigma naranja, esa etapa evolutiva que representa la mentalidad racional y orientada al logro, y que hace hincapié en la autonomía individual, el éxito y la búsqueda de la riqueza material, cuando habla de igualdad se refiere a «igualdad de oportunidades».

Mientras que el paradigma posterior, el verde, que encarna la perspectiva pluralista, y que hace hincapié en la justicia social y las preocupaciones medioambientales, ha comenzado a interpretar la igualdad como «igualdad de resultados». Lo explica con estas palabras:

«Para el verde igualitario, equidad significa resultado igualitario, a veces denominado ‘equidad’. Verde no sólo quiere que todos comiencen la carrera al mismo tiempo, sino que también quiere que todos terminen la carrera al mismo tiempo. Si un grupo termina consistentemente detrás de otro grupo, es porque los ganadores –o al menos algunos otros poderes malévolos– los están discriminando, frenando y oprimiendo. No son perdedores sino víctimas. La distinción naranja de ganadores y perdedores se reemplaza por la distinción verde de opresores y víctimas».

A esta nueva versión, cuando se defiende de manera fanática, la califica directamente como «religión verde».

«Si la visión multiplista (naranja) o la visión relativista (verde) se mantienen de una manera verdaderamente fanática, celosa y absolutista (como sucede a menudo en las guerras culturales), entonces la persona puede realmente regresar al ámbar absolutista, que, junto con todas las demás creencias ámbar, es profundamente etnocéntrica y bastante convencida de que tiene la única verdad».

Y, este choque de visiones es la gasolina de la llamada guerra cultural, el tema central de nuestro tiempo, y que tiene su mayor auge en estos días de la campaña electoral en Estados Unidos, donde cada una de las candidaturas representa uno de estos dos enfoques.

A diferencia de la mayoría de filósofos actuales y el mundo académico, que han tomado partido, Wilber se mantiene equidistante. Un alejamiento que le permite advertirnos de los excesos de cada una de las dos posturas. Y, habla abiertamente de un “verde roto”. Lo explica así:

«El problema central del verde roto es que cree que todas las diferencias entre grupos son únicamente el resultado de la discriminación y la opresión. Si no todos terminan la carrera de la vida al mismo tiempo, no es porque haya ganadores y perdedores, o diferencias de intereses o deseos: sólo hay opresores y víctimas. Y esa es la única opción que tiene una persona: ser víctima o opresor. Estas personas, por lo demás idealistas y a menudo de buen corazón, tienden a regresar al absolutismo ámbar, que de hecho es etnocéntrico, y es por eso que piensan que ni siquiera tienen que hablar con nadie que no esté de acuerdo con ellos (ninguna etapa verdaderamente mundialcéntrica diría jamás algo así)».

Y es tremendamente valiente que Wilber haga este comentario, sobre todo por este argumento que también aporta en su libro:

«La nueva izquierda, por otro lado, especialmente cuando opera desde un verde roto, tiende a ver a cualquiera que no esté de acuerdo con ellos como un nazi (literalmente hace estas acusaciones a diario)».

Y, aquí, señalando el fallo del ‘verde roto’:

«El verde, para estar genuinamente sano, necesita relajar su entusiasta y absolutista aceptación de la igualdad de resultados como único objetivo de la justicia social. Hay una enorme cantidad de razones legítimas por las que existen diferencias entre las personas de esta cultura, desde intereses hasta factores biológicos y especialización cultural; No todas las diferencias en los resultados se deben a que las personas son oprimidas o victimizadas».

Finalmente, nos da su propia solución desde la Teoría Integral:

«En las guerras culturales, la gente casi siempre se pone del lado de la igualdad verde o de la libertad naranja, pero claramente necesitamos ambas». «Integral señala que debido a que estos dos sistemas de valores representan etapas reales de desarrollo a través de las cuales todos crecen, deben integrarse y no simplemente enfrentarse entre sí, como ocurre en las guerras culturales actuales». «La única fuerza antipolarizante en el horizonte cultural parece ser el lento pero constante aumento en el surgimiento de las etapas Integrales».

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Realfood para tu cerebro

🧑‍🏫 La Cumbre del futuro de la ONU

En septiembre se celebró la ‘Cumbre el Futuro’ de Naciones Unidas, que vino a certificar el fracaso de la Agenda 2030, ya que sólo se han cumplido un 17% de los denominados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), según se explica en este webinar, y los han sustituido por una nueva ‘agenda común’, la Global Digital Compact.

Llevo tiempo investigando sobre el diseño de futuros, una grandísima herramienta para decidir qué tipo de futuro queremos -aquí te puedes descargar un toolkit-, incluso a nivel personal: diseñar tu propio futuro personal es una vía vital de empoderamiento.

Pero, me encuentro con numerosas instituciones y organismos que quieren convertir una determinada visión del futuro en hegemónica, como parte de la batalla cultural actual. Por ello, se imponen relatos distópicos, que tienen atormentadas a muchas personas que no ven ningún futuro a sus vidas. Como siempre, el miedo es la mejor herramienta de control y la base para imponer soluciones tecnológicas, un gobierno mundial supra-estatal o asambleas participativas.

Por eso, seguiré compartiendo y divulgando el diseño de futuros para alcanzar mi visión de «un mundo lleno de personas únicas y plenas».

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¡Hasta la próxima entrega!